lunes, 28 de enero de 2008

La Cenerentola

Hoy es día de ópera. Cuando iba a salir de casa y buscaba una lectura diferente para el transporte público, de repente ha saltado a mis ojos el libro que compré el 3 de octubre de 2004, en el Teatro Verdi de Pisa: el libreto de Madama Butterfly, que incluye algunos ensayos realizados a raíz de la celebración del centenario del estreno de la obra de Puccini.

Por otro lado, desde que murió Pavarotti, se ha hecho desgraciadamente popular el aria Nessun dorma, de Turandot, también de Puccini. Sin embargo, esa maravillosa aria es una parte importantísima dentro de la última historia de Cenicienta que nos depara la televisión. Paul Potts, vendedor inglés de móviles, se presentó a un casting de uno de estos concursos donde la gente va a tratar de demostrar al mundo que es capaz de hacer algo más allá de su vida normal. Cuando el jurado le pregunta a qué ha ido, él contesta, con una inocencia y humildad de las que sólo creía capaz a Forrest Gump: "to sing opera". El resto está aquí:



Realmente no me importa si Paul Potts llega a grabar muchos discos, si se convierte en un famoso tenor o si ganará mucho dinero por todo esto, pero ese momento de absoluta gloria personal y triunfo lo llevará consigo hasta que muera, y probablemente se haya convertido para siempre en el momento más feliz de su vida. Creo que una de mis más firmes y personales creencias es que cada uno ha venido al mundo para hacer algo. Algo por lo que quizá no sea recordado, algo de lo que probablemente no se entere ni el uno por ciento de la población mundial, pero algo importante, sea bueno o malo. Creo que Paul, más allá de su experiencia particular, ha venido al mundo para que la gente que reflexione un momento en su historia se acueste ese día con más ilusión que cuando se levantó y habiendo sumado un poco más a la resistencia por continuar creyendo en cuentos como el de la Cenicienta...

"... ma il mio mistero è chiuso in me..."