miércoles, 24 de octubre de 2007

De amore

Hace dos días vinieron a mi cabeza dos canciones de dos discos del mismo grupo, dos blues, dos lamentos, dos rabias. Ambas sin ningún motivo para aparecer en este momento de mi vida, ya que no se relacionan con mi vida actual, nada me las ha podido recordar. Quizá decir "nada" es tocar la orgullosa mentira de no reconocer que el hecho de que no lo recuerde, no significa que no haya habido algo que las haya traído, quizá un sueño, quizá dos palabras que no había oído unidas salvo en alguna de esas canciones, quizá una herida olvidada que expulsaba su último dolor al traerme a la memoria esos dos blues, esos dos lamentos.

Probablemente estar leyendo a Proust esté removiendo mi pasado de tal manera que lo que pensaba que sucedió hace dos años, realmente pasó hace diez o que un anciano rencor me haga subir de nuevo la hiel a los labios. La vida que se cuenta a los demás está marcada generalmente por períodos basados en la cronología, y sin embargo me encantaría, dentro de unos años, poder enmarcar alguna historia concreta en aquel período "cuando yo leía 'En busca del tiempo perdido'", sin importar hace cuantos años nací, porque en realidad estaría expresando con mayor precisión las circunstancias que hoy me rodean.

Uno de los asuntos que con mayor oprobio hemos olvidado en la actualidad, es el hecho de que los poetas (literalmente "los que crean") señalan en gran número de ocasiones la verdad como ningún filósofo puede hacerlo. Quizá mecidos por los ritmos, por las palabras más elegantes, por las imágenes más evocadoras, nos confundamos y lleguemos a pensar que una definición excluye el ritmo, que sólo las palabras sencillas enseñan o que no se aprende nada al decir de un campanario que "apretaba en el momento justo la plenitud del silencio para exprimir y dejar caer las gotas de oro que el calor había ido amontonando en su seno lenta y naturalmente". Errores todos imperdonables. Proust es uno de esos poetas que descubren la verdad.

Resulta paradójico que en un momento de mi vida en el que había decidido alejar las reflexiones teóricas sobre el amor y limitarme solamente a sentir, venga a mí el libro "Unos amores de Swann" de Proust, con reflexiones como esta:

"En esa época de la vida, el amor ya nos ha herido muchas veces y no evoluciona él solo con arreglo a sus leyes desconocidas y fatales, por delante de nuestro corazón pasivo y maravillado. Le ayudamos nosotros, le falseamos con la memoria y la sugestión."

No estoy seguro de que me vaya a gustar todo lo que me voy a encontrar, ignoro qué otras canciones van a supurar de mis recuerdos, no sé si estoy preparado para hacerme ciertas preguntas. Sin embargo, estoy seguro de que Proust no aparece por casualidad en la vida de nadie, estoy seguro de que quiero ir a Combray y pasear por lo que quede del lado de Guermantes y creo con firmeza que esos dos blues, esos dos lamentos, esas dos rabias han venido a mí por culpa de un hombre capaz de comparar a una criada con la Caridad de Giotto de la Cappella Scrovegni.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Libiam

Alfredo

Libiamo ne' lieti calici
che la bellezza infiora
e la fuggevol ora
s'inebrii a voluttà.
Libiam ne' dolci fremiti
che suscita l'amore
poiché quell'occhio al core
onnipotente va.
Libiamo, amore, fra i calici
più caldi baci avrà.

(Libemos de los alegres cálices que la belleza cubre de flores y la efímera hora se embriague a placer. Libemos en los dulces escalofríos que suscita el amor porque ese ojo al corazón omnipotente va. Libemos, amor, entre los cálices besos más calidos tendrá.)

[...]

Violetta

Tra voi saprò dividere
il tempo mio giocondo;
tutto è follia nel mondo
ciò che non è piacer.
Godiam, fugace e rapido
è il gaudio dell'amore;
è un fior che nasce e muore,
né più si può goder.
Godiam!
C'invita un fervido
accento lusinghier.

(Entre vosotros sabré compartir mis momentos de alegría; todo es locura en el mundo lo que no es placer. Disfrutemos, fugaz y veloz es el gozo del amor: es una flor que nace y muere y no se puede disfrutar más. ¡Disfrutemos! Nos invita una ferviente y halagüeña palabra)

Todos

Ah! Godiamo!
La tazza e il cantico
la notte abbella e il riso,
in questo paradiso
ne scopra il nuovo dì.

(¡Ah! ¡Disfrutemos! La copa y el canto y la risa embellecen la noche, en este paraíso nos descubra el nuevo día.)


Porque no todo es descubrir, ni conocer, ni acumular verdades como un avaro y egoísta erudito; porque a la línea del arquitecto la delimita el color del cielo, porque una gran parte de nosotros sólo la llena la alegría, porque la risa es el agua del espíritu. Porque la Joie de Vivre de Delaunay es la misma que sintió Alfredo cuando Verdi le susurró la música del brindis. Porque la música me agita como sólo los colores lo hacen.


lunes, 1 de octubre de 2007

Vier Minuten

Excelencia: 1. f. Superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y estimación algo.

Vier Minuten es una película alemana que participa de la excelencia. Esquiva con una sobriedad encomiable las infinitas ocasiones que se presentan a lo largo de la historia para caer en lo vulgar, para hacer estridente el simple dolor o convertir en misericordia la compasión. Durante dos horas me invadió la recta serenidad de lo que está bien hecho, de lo correcto y la adecuación, casi como si me enfrentra una vez más a las violentas dosis de verdad de Beato Angelico en San Marco.

Vi la película en alemán y aunque al principio no hubiera reconocido ni mi nombre aunque lo hubieran gritado, poco a poco recordé las estructuras más sencillas que son las únicas que hoy conozco. Apoyado en los subtítulos, mis oídos se preparaban para recoger las palabras que iban a pronunciarse y, aunque en ocasiones se me escaparan por algún sinónimo desconocido o por su aparición en un orden distinto al esperado, colmaron mis expectativas de comprensión.

Aún hoy reverbera en mí la victoriosa brillantez de su música selecta.